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24 de diciembre de 2023

Haciendo sitio para el empacho

Nochebuena es una tradicional fiesta familiar, pero también gastronómica. Llega un momento en el que se come por comer y al final de la noche casi todos terminamos empachados. Para matar el gusanillo de la semana y para hacer un poquito más de hueco en nuestro estómago, esta Nochebuena hemos salido en bici para dar poco más que un paseo.

12 de marzo de 2023

No es un barco, sino un molino...

El llamado Molino de La Viñuela, es una curiosa construcción con forma de barco, que se encuentra dentro del cauce del río Duero, en el término de Pereruela, a unos cinco kilómetros de esta localidad. Lo hemos visitado más veces pero el paraje es tan espectacular y tan bonito, que hoy nos tentó volver de nuevo, y así lo hicimos.

19 de junio de 2022

Las Enillas en lugar de Villadeciervos

La ruta que teníamos prevista para este Domingo era en Villadeciervos y recorría un amplio espacio de la Sierra de la Culebra. Lamentablemente no pudimos hacerla, pero no es lo malo eso, sino que tardaremos muchos años en poder volver a ver esa zona, tan querida para nosotros, como la íbamos a ver hoy, es más, es posible que sean tantos los años que tarde en recuperarse que para entonces ya no podamos andar en bici para poderla contemplar en su ser, como era, como tantas veces la vimos y disfrutamos.

2 de enero de 2022

Rutas Detox después de tanta fiesta

Después de tanta fiesta, tanto comer y tanto beber, los cuerpos pedían hacer algo de ejercicio y desintoxicar, pero con mesura, que tampoco se trataba de morir en el intento. Así que tanto ayer como hoy hemos hecho sendas rutas de pocos kilómetros, con alguna zona exigente, pero disfrutonas. Además, la de esta mañana nos dio la oportunidad de ver las famosas Tablas de Arcenillas.

24 de mayo de 2020

Bonitos lugares sin salir del municipio

Último día en el que tengo que escribir la crónica de la ruta en primera persona, aunque son tantas las salidas y los kilómetros pedaleados con el grupo que es como si lo llevara en cada salida tras de mí. Hoy deberíamos haber pedaleado la X Marcha BTT Arroz a la zamorana, la mayor cita de bici de montaña de toda la provincia y la de mayor renombre nacional. Un acto más que no ha podido ser... Pero como hay que mirar en positivo, al menos a partir del lunes podemos salir juntos los que queramos, si bien separados 10 m.

También la ruta de hoy ha transcurrido por el municipio de Zamora (Las Chanas, Carrascal, Guimaré y Valorio) y, a pesar de estar siempre cerca de la capital ha sido muy completa con tramos con cierta dureza, descensos peligrosos, pistas anchas y llanas, carretera, caminos casi cerrados por la vegetación y hasta con zonas técnicas más propias del más puro Enduro.



17 de mayo de 2020

Una valla en mi camino

Mañana espléndida, con un sol radiante que llevábamos días sin ver, temperatura fresquita y dos horas y cuarto por delante para disfrutar de la bici. No mucho tiempo, pero a las diez hay que estar en casa... Todo hace pensar que tengo por delante una gran jornada, una gran ruta..., pero no.

Y es que hay veces que las cosas no salen como uno planea y hoy ocurrió eso, se fueron acumulando pequeños incidentes que hicieron que la sensación final, al terminar, fuera de haber hecho una ruta fea y que ni siquiera merecía un espacio aquí. Finalmente la he indultado y aquí estoy escribiendo la crónica, pero no hay mucho, mucho, que contar. Lo mejor las vistas, como esta:


27 de octubre de 2019

Al Molino de La Viñuela

Hoy se celebraba la marcha Titán Matacucos y uno de los bíkers se había apuntado. Como no nos gusta dejar a nadie solo le dijimos que no fuera y él contestó que no iría siempre que la alternativa fuera una buena ruta. Y así lo intentamos.

Esa "buena ruta" ya la habíamos hecho casi igual algunos de los siete bíkers que hoy nos dimos cita en el lugar habitual, pero aún así merecía la pena. Eso sí, finalmente fuimos seis porque el séptimo tenía un problema con el mando del cambio y no fuimos capaces de solucionarlo.

Dejamos atrás Zamora cruzando el Puente de Piedra, recorriendo San Frontis y tomando el GR-14 tras cruzar la carretera de Bermillo. Los primeros kilómetros los hicimos con frío. Las previsiones eran de una mañana de temperatura agradable, en la que haría casi calor al filo del mediodía, y no nos abrigamos; y la realidad fue que el sol no salió y eso provocó que no entráramos en calor.


Y no lo hicimos hasta poco antes de llegar a Tardobispo, y no porque subieran las temperaturas, sino porque hubo que subir unas ligeras pendientes. Tras pasar esta localidad continuamos por el trazado del GR-14 hasta La Pueblica sin más novedades que alguna zona con barro. Aún así, menos de lo que esperábamos con toda la lluvía caída durante la semana.


Tras pasar esas zonas de barro, llegamos al conocido como Puente Potato, que cruza la ribera del Campeán y que era parte del camino tradicional que unía Zamora con Ledesma. Lo cruzamos y seguimos adelante hacia Pereruela.



Cuando llegamos junto a la carretera, en vez de seguir el camino habitual que va a la izquierda de esta, decidimos aventurarnos por uno de reciente factura que, como imaginábamos, también nos llevó hasta Pereruela. Allí volvimos al GR-14 y no lo abandonamos hasta las proximidades del Puente de Las Urrietas.


Antes de cruzar dicho puente giramos a la derecha y seguimos rodando por otro nuevo camino, abierto sobre otro más estrecho existente, que ya no abandonamos hasta nuestro destino, si bien en un momento dado se termina el nuevo y continúa el viejo trazado. 

Sin duda ahí empieza lo más bonito de la ruta, un descenso en el que se empieza a divisar el Duero, en su lento transcurrir hacia Portugal, y donde empieza a estar encajonado, preludio de Los Arribes.


Unos cientos de metros más adelante no pudimos por menos que pararnos a admirar el paisaje que, sin duda, y a pesar de la falta de sol, nos pareció impresionante.


Desde allí ya divisábamos nuestro destino, el molino que unos llaman La Central y otros de la Viñuela. En cualquier caso, un bonito molino caracterizado por tener forma de barco. Tras la pequeña parada volvimos a las bicis y el camino parecía llevarnos en sentido contrario al molino, si bien poco después realiza un giro de casi 180º, que nos enfiló de nuevo hacia él.


En el último tramo el camino se convierte en una senda muy bonita, rodeada de escobas y vegetación baja. Al llegar a las cercanías del molino paramos y aprovechamos para admirar el paisaje y para retomar fuerzas comiendo algún tentempié.


Justo cuando íbamos a abandonar el lugar el sol quiso hacernos un guiño, iluminándolo todo y brindándonos así una vista totalmente diferente.


Tras la parada nos enfrentamos a la larga y empinada cuesta que teníamos que ascender. Poco a poco y cada uno a su ritmo lo fuimos logrando.


Después de pasar de nuevo junto al puente de las Urrietas volvimos a pisar el GR-14 con dirección a Pereruela, pero enseguida cogimos otro nuevo camino que salía a nuestra izquierda. Tal y como esperábamos no mucho después giraba a la derecha y terminó por sacarnos de nuevo al GR-14, en las proximidades de Pereruela.

Tras atravesar de nuevo esta localidad continuamos hacia San Román, primero, de nuevo por un camino recién arreglado, y más tarde por una pradera, conocida como la del Terror, porque suele acumular agua, aunque hoy no era el caso.


No tardamos mucho en llegar a las proximidades de San Román, donde volvió a haber camino. Descendimos hacia la parte baja del pueblo, aunque enseguida hubo que ascender por sus empinadas calles.



Y el ascenso continuó también después del pueblo, en esta ocasión por la carretera, hasta que al llegar a la parte más alta nos desviamos para coger el camino que lleva a La Carva. No tardamos mucho en empezar a descender, y lo hicimos prudentemente porque las últimas veces que habíamos pasado por allí el firme estaba en muy mal estado. Pero las lluvias han afianzado el terreno y estaba mejor de lo esperado. Además las vistas durante la bajada eran magníficas, al estar toda la ribera del Duero repleta de los colores del otoño.


Desde allí, rodamos en paralelo al río y proseguimos hacia Carrascal, y eso incluye un par de subidas que ya empezaban a pesar en las piernas.


No llegamos a entrar en esa localidad, en realidad la dejamos a un lado. Seguimos rodando, con Zamora ya a la vista, y salvando los pequeños sube y bajas que fuimos encontrando. En un momento dado, ya cerca de la capital, viramos a la izquierda para seguir por una vía de cemento que, tras un ascenso y un descenso nos dejó muy cerca del puente de los Poetas.

Lo cruzamos porque queríamos ir a lavar las bicis, y continuamos hacia el Centro Comercial Valderaduey, donde pudimos quitar los pegotes de barro que traíamos por todos lados. Tras el lavado nos volvimos a montar en las bicis para ir a tomar algo que nos hidratase, y qué mejor que unas cañas...

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Relive 'Morning Oct 27th'

23 de junio de 2019

Etapa de transición... antes de la Gran Ruta

Ayer una de nuestras galanas tuvo una gran fiesta sorpresa, y allí estuvimos dándolo todo, así que quedamos para salir hoy a una hora prudencial. Sólo nos presentamos cuatro, no porque el resto se quedara en la cama, sino por distintos compromisos de cada uno. Y los cuatro, y el resto también, podemos asegurar que ya tenemos la cabeza puesta en nuestra gran ruta de este año, que unos empezarán el jueves, desde Santiago de Compostela, y a la que nos uniremos el resto dos días después, en Tuy, para continuar todos juntos hacia Lisboa. Esto se dejaba ya notar en nuestras bicis, que ya llevaban portabultos, y alguno hasta alforjas para irse acomodando.


Nos sorprendió ver que el día no era de los bonitos, las nubes se habían apoderado del cielo y el sol apenas se dejaba ver, y de hecho apenas lo vimos a lo largo de la ruta. Como habíamos leído que el viento soplaría del sur o suroeste decidimos ir en su contra, hacia Pereruela, para regresar con ayuda.

Partimos de la Ciudad Deportiva bordeando el río, cruzamos el Puente de Piedra y atravesamos San Frontis. Tras cruzar la carretera de Bermillo tomamos el GR-14. Curiosamente, a la altura del Brocal de las Promesas, ya cerca de Entrala, una chica que había junto a un coche nos paró y nos hizo una encuesta sobre por qué estábamos pasando por allí, de dónde veníamos, a dónde íbamos, si íbamos a tomar algo a la llegada y alguna pregunta más. Lógicamente le dijimos que para qué era la encuesta y se acreditó como autorizada por la Junta de Castilla y León para conocer el uso de la Euro Velo 1, una de las grandes rutas europeas de bicicleta, y mejorarla. Tras ofrecernos una bebida, que rechazamos, nos despedimos de ella y continuamos adelante. Justo al irnos le preguntamos, por curiosidad, que a cuántos le había hecho la encuesta y nos dijo que a ¡54!, y eran las 10.30 h.

Continuamos por el GR-14 y no tardamos en llegar a Tardobispo y no mucho después a las proximidades de la Pueblica de Campeán. Cruzamos el puente romano y proseguimos hacia Pereruela.



Pero antes de llegar a esa localidad hay que superar un par de subidas que cada uno hizo a su ritmo sin mayores problemas.


Una vez que llegamos a Pereruela, poco después de comenzar las primeras viviendas, giramos a la derecha para tomar un camino que recientemente ha sido arreglado (al igual que otros que vimos por la zona).



Con la capa de arena recién echada y compactada, y el perfil que comenzó a ser descendente, rodamos a muy buena velocidad y en pocos minutos vimos desde un alto la localidad de San Román de los Infantes. Si bien antes pudimos contemplar buenas vistas de la zona.



Descendimos hasta la parte más baja de la localidad y desde allí ascendimos por sus empinadas calles. Como siempre que pasamos por allí, nos volvió a dar la impresión de que el tiempo se hubiera parado entre aquellas casas que conforman la localidad.



Allí mismo, en un banquito en el que ya hemos parado otras veces, hicimos una breve pausa para renovar fuerzas comiendo algo.

Enseguida volvimos a las bicis y nos enfrentamos a la empinada cuesta por la que se abandona el pueblo.


Al llegar arriba tomamos la vieja carretera de la izquierda, avanzamos por ella y poco después giramos a la derecha para tomar el camino de la Dehesa de Congosta.


Este camino es prácticamente en su totalidad descendente. Los primeros metros para disfrutarlos. Tras pasar una cancela continúa el descenso para ya hay un tramo en el que hay que tomar precauciones por su inclinación y porque el terreno está muy suelto.


Hay que poner tanta atención en el suelo que apenas se pueden disfrutar las bonitas vistas del Duero, empezando ya estar encajonado entre laderas.

Poco después hay otro segundo tramo más inclinado aún y con el terreno en peores condiciones, es el que coincide con los últimos metros.

Ya todos abajo, junto al río, continuamos a su vera hacia Carrascal. Pero eso sí, antes de llegar a este barrio de Zamora, hay que superar tres subidas casi encadenadas.


Tras superar la última continuamos avanzando y giramos a la izquierda, cogiendo un camino que nos llevó hasta el pueblo/barrio. Atravesamos sus calles y tras abandonarlo tomamos el camino de la derecha, con otro nuevo ascenso, por el que ya llegamos casi a Zamora. Sólo tuvimos que volver a la izquierda en las proximidades de la ciudad, superar un tramo ascendente y poco después descender hacia la carretera. Rodamos por ella unos cientos de metros y llegamos a Los Pelambres. Desde allí continuamos hacia el lugar desde donde habíamos partido para comentar la ruta e hidratarnos, como suele ser habitual.

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Relive 'Morning Jun 23rd'

10 de febrero de 2019

En busca de los entresijos del Duero

La ruta prevista para hoy no era la que finalmente hemos hecho, pero la previsión del tiempo era mala: viento, cielo nublado y lluvia; así que ayer decidimos aplazarla. Como el viento iba a soplar del suroeste tocaba ir en ese sentido, así que planificamos una ruta hacia la zona de San Román y El Porvenir, un meandro de 180º, una península con un perímetro de casi 10 km que hace el Duero a pocos kilómetros de Zamora.

Salimos a las 9,30 h. seis bíkers de la Ciudad Deportiva y seguimos el curso del río para terminar cruzándolo por el Puente de los Poetas.


Continuamos ascendiendo al barrio de Rabiche por una cuesta que nos hizo sudar, por la propia cuesta y porque hoy no hacía frío e íbamos abrigados. Terminamos saliendo al camino que va a Carrascal y que hemos seguido ya en otras ocasiones. Tras algunos sube y bajas llegamos a esta localidad. Cruzamos por algunas de sus calles y cogimos un camino que tras algún giro terminó por ponernos en el que lleva a la dehesa de Congosta.


Desde las zonas altas ya atisbamos el río y comenzamos a rodar en paralelo a él. Pronto llegamos a algunas edificaciones de la dehesa.


Justo donde empieza la Carva nosotros continuamos recto y cruzamos una entrada que aparecía con unas cintas para disuadir a los que pretendan cruzarla. No fue el caso.

La sorpresa fue grande al ver que ese camino, por el que habíamos intentado pasar el año pasado, había sido limpiado de zarzas, ramas y demás vegetación que, en esa ocasión, hizo que nos tuviéramos que dar la vuelta. Así que, ya limpio, rodamos por él de maravilla, pudiendo contemplar inmejorables vistas del Duero.



Ese camino es, además, muy variado, teniendo una zona en la que aparece delimitado por una paredes de piedra perfectamente construida al mejor estilo tradicional.



Poco después avistamos ya las instalaciones de la presa de San Román y enseguida llegamos a ellas.



Estas instalaciones, puestas en marcha en 1902 (ver su historia aquí), fueron de las primeras de España. Desde la presa el agua pasa a través de un túnel al otro lado del meandro, donde está la central eléctrica de El Porvenir. Nuestra intención era llegar también a esta, pero finalmente no pudo ser. Lo dejamos pendiente.

Una vez sobrepasada la presa continuamos por un camino que abandonamos en cuanto se separó del río. Hasta aquí algunos habíamos estado alguna vez, pero de aquí en adelante era inédito para todos. Proseguimos por un caminito que nos encantó porque estaba trazado por la orilla del río y nos permitía pedalear con unas vistas impresionantes.



De vez en cuando nos tocó echar el pie a tierra por algún desnivel o por zonas de roca, pero no nos importó en absoluto. Y tampoco nos importó que no fuera un "camino de rosas" porque estábamos disfrutando.




Después de esta zona rocosa el paisaje cambió y empezamos a rodar algo más alejados del agua y rodeados de encinas.


Poco después empezamos a ver a lo lejos, en la orilla opuesta, la llamada carretera de Los Infiernos y en esa zona es donde ya los caminos desaparecieron y empezamos a rodar por donde nos parecía que la bici iría mejor. Tuvimos que cruzar una tierra sembrada por su borde, después llegamos a  una zona muy arenosa, más tarde a un lugar por el que no podíamos seguir...


Para "ayudar", el viento, que en el tramo anterior no nos había molestado, comenzó a darnos de frente y, además, empezó a llover. Poquito a poco íbamos avanzando muy lentamente, parando cada poco a pasar algún obstáculo, pero íbamos avanzando al fin y al cabo. Estábamos ya frente a la zona de Los Infiernos en la que la carretera va elevada, junto al Duero. Algunos cientos de metros después encontramos al fin un camino usado por maquinaria agrícola. ¡Nos pareció una autopista!


Pero se terminó y poco después tuvimos que volver a cruzar otra tierra sembrada, eso sí, ya veíamos las edificaciones de la dehesa, por lo que imaginábamos que algún camino habría cerca.


Podríamos haber seguido bordeando el río campo a través, pero nos tentó un camino que conducía a las viviendas de la dehesa y lo tomamos porque cada vez hacía más viento y llovía más, además de que se estaba haciendo tarde. El camino nos condujo a esas edificaciones, pasamos junto a ellas y enseguida empezamos a ascender. Un ascenso que duró, salvo algún pequeño tramo llano o de suave descenso, unos ocho kilómetros.


Ocho kilómetros que dieron de sí. Primero parte de ellos fueron de buen camino, más tarde uno de esos buenos caminos nos llevó hasta la carretera que va a San Román y El Porvenir. Y siguiendo esta llegamos a la bifurcación que conduce a la localidad de San Román. Pensábamos seguir por ese ramal, pero para llegar antes a Zamora decidimos seguir la carretera hasta el cruce con la de Fermoselle. Nos separaban 4 kilómetros hasta ese cruce pero, a pesar de ser por carretera, se nos hicieron largos porque el viento soplaba muy fuerte frontal o lateralmente, sin olvidar la lluvia.



Ya en la carretera de Fermoselle todo cambió, por fin rodamos con el viento de popa y ¡cómo se notaba! Pasados poco más de quinientos metros nos desviamos hacia el centro hípico y proseguimos, pasado este, hacia La Pueblica de Campeán. Con el viento empujando y cuesta abajo volábamos.

Antes de llegar a esa localidad giramos a la izquierda para seguir por el GR-14 por el que también rodamos fenomenalmente con esa ayudita extra. No tardamos nada en llegar a Tardobispo. A estas alturas, además, había dejado de llover.  Pasada esta localidad incluso el sol quiso asomarse entre los pocos huecos que le dejaban las nubes.



En pocos minutos sin más novedades estábamos a las puertas de Zamora. Entramos por San Frontis y cruzamos el Puente de Piedra, siguiendo por la Horta para regresar al lugar de partida, donde hicimos una parada para reparar los líquidos perdidos y comentar la jugada...

Nos queda pendiente visitar El Porvenir, hoy no pudo ser, pero no nos olvidaremos.


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Relive 'Morning Feb 10th'