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8 de junio de 2021

Una clásica: "La Mirandesa"

En Zamora, para los aficionados a la bicicleta de montaña, "La Mirandesa" es una clásica. Seguro que hay pocos de estos aficionados que no la hayan hecho alguna vez. La mayoría de nosotros la hemos hecho varias veces, pero aún así siempre gusta volver a hacerla; suponemos que será porque el paisaje es muy agradable, porque tiene dureza pero es asequible, porque el tramo final es muy divertido... Además, hoy hemos conseguido que estuviéramos casi, casi, todos, y eso no es fácil.

14 de febrero de 2021

Preciosa ruta por Sayago truncada por una avería

El relato de hoy está inacabado. Debería ser el de una preciosa ruta por Sayago, pero el final vino adelantado por una avería de una de las ebikes. De repente se rompió el motor y hubo que improvisar la logística para organizar la vuelta. Una pena, porque la estábamos disfrutando mucho de la ruta y de los paisajes, rodando por algunos parajes inéditos para nosotros y con el agua rebosando por todos lados.


6 de mayo de 2018

A la conquista de Miranda do Douro

"La Mirandesa" es un clásico entre los que practicamos la MTB en Zamora y, en nuestro caso, raro es el año que no la hacemos. La época ideal para llevarla a cabo es la primavera.

El último día que hicimos una ruta alguien dijo: ¿Y si el Domingo hacemos la Mirandesa? Y como era primavera, y había deseo de hacerla, hubo aprobación general y hoy conquistamos Miranda.

Salimos temprano, a las 8,45 h., siete bíkers, cinco que íbamos hasta la localidad portuguesa y otros dos que no podían quedarse a comer allí y que nos acompañaron muchos kilómetros (tantos que entre ida y vuelta hicieron más que nosotros). Abandonamos Zamora, por el GR-14 y poco después del cruce con la carretera de Los Llanos se unió el sexto bíker (octavo, si contamos a los acompañantes).


17 de diciembre de 2017

¿Un molino o un barco en el Duero?

De nuevo con una helada impresionante y con cielo raso, sin una nube, iniciamos la ruta cinco bíkers desde el lugar habitual. Salimos de Zamora por el Puente de Piedra, cogiendo el GR-14 en San Frontis.

Los primeros kilómetros sufrimos las habituales molestias del frío, manos y pies helados, moquilla, etc.; nada nuevo, pero el sol lograba, poco a poco, paliar estas molestias.




No seguimos el GR-14 al pie de la letra, pero terminamos llegando igualmente a Tardobispo. A la salida del pueblo volvimos a la Senda del Duero, pero la volvimos a abandonar enseguida para tomar otra alternativa más bonita, llegando al pie de la Pueblica por la antigua Mirandesa. La helada en esa zona hoy era impresionante.



Continuamos hacia Pereruela, cruzamos esta localidad y proseguimos con dirección Arcillo, si bien no llegamos a descender hacia el Puente de las Urrietas, porque nos desviamos ligeramente a la derecha. Poco después comenzamos a descender hacia el río y el paisaje cambió, nos encontramos mucha más vegetación, encinas, jaras...



Divisamos el Duero y continuamos el descenso, cada vez con mayor inclinación. Y por fin, nos encontramos con la figura de un bonito molino dentro del río.



Su silueta, por un tajamar que tiene al frente, es muy parecida a la de un barco. A pesar de verlo ya, quisimos llegar a su lado y descendimos hasta donde pudimos, justo enfrente.


Al ser una zona totalmente sombría la helada aún no se había desecho y hacía frío, así que tomamos un tentempié rápido e iniciamos el largo ascenso.
Las primeras rampas son las más inclinadas, superadas estas el ascenso es más cómodo.


Tras una parada por un pinchazo continuamos y nos desviamos un poco del camino de la ida, yendo a salir al Puente de las Urrietas. Aprovechando la sequía nos hicimos una foto junto a él y proseguimos, subiendo, hacia Pereruela.



En Pereruela paramos de nuevo por una pequeña avería. Tras arreglarla salimos del pueblo hacia San Román, pasando por la llamada Pradera del Terror. Llegando a esa localidad de nuevo hicimos otra parada por otro pinchazo. Continuamos, la atravesamos y ascendimos para tomar el camino de la Dehesa de Congosta. Descendimos otra vez hacia el río por la Carba, cada vez más peligrosa por la cantidad de piedra suelta.


Ya abajo rodamos en paralelo al río, si bien hubo que hacer dos ascensiones más para llegar a la altura de Carrascal. No llegamos al pueblo, lo dejamos a un lado, para recorrer una zona sin apenas camino marcado, sorteando encimas y agachándonos continuamente para no darnos con las ramas.


Ya en el camino que lleva a Zamora, continuamos por él, terminando en un descenso que nos puso en la carretera de Carrascal, cerca del Puente de los Poetas. Tras una parada en Los Pelambres para ayudar a recuperar la hidratación a nuestros cuerpos, terminamos la ruta donde la habíamos empezado.

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