De allí partimos con -1 grado, pero sabiendo que con ese sol y ese cielo no íbamos a pasar frío. Además tuvimos la oportunidad de entrar en calor enseguida porque ascendimos la cuesta que comunica el pueblo con la piscina. Poco antes de llegar a esta giramos a la derecha y nos adentramos en un camino con muchos toboganes, mayoritariamente ascendentes, pero muy bonito, repleto de escobas y encinas a ambos lados del mismo.
