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16 de noviembre de 2019

Donde el Esla se hace Duero

El destino de nuestra caminata era Peñalcarro, en el término de Villaseco del Pan. Como ir y volver desde esta localidad era excesivamente largo (unos 17 km), y con pocos atractivos en los primeros kilómetros,  decidimos ir en coche a través de un camino de excelente firme a lo largo de 4 km. Lo aparcamos junto a un cruce de caminos y allí mismo empezamos a caminar.

Desde ese cruce de caminos, para que la ida no fuera totalmente igual que la vuelta, dimos un pequeño rodeo para lo cual, continuamos recto durante unos 2 km.



Giramos a la izquierda al llegar a un cruce de varias pistas, seguimos caminando unos 500 m y volvimos a la derecha para tomar el camino que ya nos llevaría, prácticamente descendiendo todo el tiempo, hasta Peñaelcarro.

En la bajada ya se va viendo el Duero, y el paisaje cambia, dejando las tierras de labor paso a las zonas de bosque bajo y encinas. 




Al llegar al destino la vista es impresionante, a un lado el Esla, y frente a nosotros el Duero recogiendo las aguas de su afluente.


El Duero, antes de encontrarse con el Esla.
Últimos metros del río Esla
La subida la hicimos ascendiendo por el mismo camino que habíamos pisado minutos antes, camino que ya no abandonamos en ningún momento hasta llegar adonde habíamos aparcado los coches.


Una vez en los coches regresamos a Villaseco del Pan y allí paramos en su agradable bar (está junto a la iglesia y el Ayuntamiento) donde pudimos reponer los líquidos perdidos y tomar alguna tapa (los cueros buenísimos, por cierto).

Al salir dio la casualidad de que la iglesia estaba abierta porque la estaba limpiando una señora, nos asomamos y ella mismo nos explicó detalles de la misma, nos mostró una de sus joyas, un Cristo del siglo XIII, al que en el pueblo siempre llamaron el Cristo de las pecas, por la carcoma que invadía su rostro antes de ser restaurado.


Y también nos invitó a subir por la estrecha escalera de caracol de piedra hasta el campanario.


Por último, comentar que la dificultad es mínima, se puede hacer perfectamente con niños si aguantan unos 8 km, y teniendo precaución con ellos en el entorno de Peñaelcarro.

Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

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El track del tramo a realizar en coche (Villaseco-cruce) es este: 

27 de enero de 2019

En busca del final del Esla

El invierno está haciendo estragos en este equipo y hoy sólo cuatro bíkers nos pusimos sobre nuestras bicis. Bueno, a decir verdad, hubo un quinto que rodó a su aire porque está recuperándose de una lesión.


Habíamos quedado en desplazarnos hasta Almaraz en coche para hacer una ruta desde allí y así salir del Alfoz de Zamora, que ya lo tenemos muy trillado. Y así lo hicimos, madrugamos, cargamos las bicis y sobre las 9,15 estábamos en dicha localidad.

Iniciamos la ruta intentando salir del pueblo. Intentando porque por donde pensábamos que iba el track era una cuesta muy empinada que no tenía salida. Primer calentón de la mañana y, además, inútil. Descendimos y ya cogimos el track "bueno". Poco después llegamos a una zona en la que había una charca enorme. A ambos lados había dos paredes de piedra y no había ni un sólo centímetro en todo el ancho del camino que no cubriera dicha charca. Y lo peor, no se veía lo que cubría y parecía de aguas fecales. No nos arriesgamos a cruzarla y variamos un poco el track, recortamos un poco el recorrido y listo.

Salimos a un camino en muy buen estado (el que conduce a Las Pilas de Almaraz) pero con varios sube y bajas que no nos sentaron nada bien a ninguno porque aún estábamos fríos.



Nos desviamos a la izquierda y continuamos en la misma tónica, buen firme, ascensiones y descensos y mayoritariamente campos de cereales en el horizonte.



En un momento dado giramos noventa grados y enfilamos hacia Villaseco. A partir de ese momento, al ir más cercanos al cauce del Duero, el paisaje empezó a cambiar. Empezó a aflorar la roca y, por lo tanto, se terminaron los cultivos.


Continuamos con algunos sube y bajas y poco después distinguimos en el horizonte a Villaseco, adonde llegamos poco después.



Atravesamos de punta a punta la localidad y la abandonamos por otro buen camino de excelente firme. La orografía continuaba siendo sinuosa y veíamos escobas y encinas a ambos lados del camino.



Tras rodar varios kilómetros y realizar algunos cambios de dirección, comenzamos un ligero descenso que se fue inclinando más y más. La vegetación en esta zona era mucho más densa. Poco después avistamos el Duero.



Continuamos descendiendo y llegamos a un espacio abierto y redondo preparado así para que quien baje en coche pueda dar la vuelta.


El camino se estrechó pero en bici podíamos seguir algo más y así lo hicimos, pasamos entre escobas y encinas y llegó un punto en el que no podíamos seguir. Dejamos las bicis en el suelo, avanzamos unos metros más y... ¡Flashazo! Nos encontramos con esta vista, que nos dejó con la boca abierta a los cuatro:


A la derecha el río Esla, recorriendo sus últimos metros de indepencia, y a la izquierda el Duero recogiendo las aguas de su afluente.



A nuestra izquierda estaba Peña el Carro, una enorme piedra que vigila permanentemente el encuentro de los dos ríos, la rodeamos y llegamos a una especie de mirador con unas vistas aún mejores. A la izquierda el Duero.


Y a la derecha el Esla.


Tras disfrutar unos minutos de las vistas al tiempo que comíamos un bocado, iniciamos la marcha de nuevo. Era el momento de desandar los últimos dos kilómetros del camino que nos había llevado hasta allí, es decir dos kilómetros de ascensión. Pensábamos que iba a ser peor, así que pudimos con ella. Tras ese tramo dejamos de pisar el recorrido de la ida y nos desviamos a la izquierda.

De nuevo volvieron a aparecer continuos sube y bajas que iban castigándonos, y también volvió a cambiar el paisaje, encontrándonos ahora con zonas más áridas.


Desde un punto vimos a lo lejos la presa del embalse de Ricobayo y la localidad de Muelas del Pan.


El camino que íbamos siguiendo nos llevó hasta la entrada de Villaseco, pero no llegamos a pisar sus calles.


Justo antes de entrar nos desviamos a la izquierda y empezamos a rodar por una larguísima recta que nos llevó hasta Muelas del Pan. Recorrimos una parte del pueblo y poco después salimos de él por la zona del cementerio. Los diez kilómetros aproximadamente que nos separaban de Almaraz los hicimos rápidos porque los caminos que llevábamos, aparte de tener también buen firme, tendían ligeramente hacia abajo. Este tramo no tiene más historia porque el paisaje no llama en absoluto la atención.


No tardamos mucho en divisar la localidad de nuestra partida, la veíamos en un bajo, pero para llegar a ella tuvimos que afrontar dos cuesta más. Tras ellas una buena bajada nos introdujo en el pueblo.

Antes de cargar las bicis tomamos algo en el bar de la localidad y tras esta recuperación sí, cargamos todo y para Zamora de nuevo.


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Relive 'Morning Jan 27th'

18 de junio de 2017

A Villaseco, pese al calor

Para decidir la ruta de hoy nos ayudamos de nuestros amigos de BiciZamora. Tenían planificado realizar una ruta nocturna hasta Villaseco y como nunca habíamos ido hasta esa localidad decidimos utilizar su track en una parte importante del recorrido.

Hoy como se preveía mucho calor quedamos en madrugar, pero sólo nos presentamos cinco bíkers en la Ciudad Deportiva. Desde allí salimos hacia Valorio.

Tras cruzar el bosque ascendimos, aunque se nos atragantó algo esta ascensión en frío, hacia la zona de la N-122 para tomar allí el camino que nos llevó a las proximidades de la Hiniesta. Continuamos hacia Palomares.


Tras el descenso giramos a la derecha y poco después a la izquierda para encarar un camino ascendente. Terminada la suave ascención y tras varios giros a derecha e izquierda llegamos a las proximidades de Muelas del Pan.


Estuvimos a su altura, pero no llegamos a él, sino que rodamos por un camino que discurre en pararelo a la carretera que une esa localidad con Villaseco.


Rodando a buen ritmo divisamos esta localidad a lo lejos y en pocos minutos estábamos en la plaza, junto al Ayuntamiento y la iglesia, comiendo algo para encarar bien la vuelta.


Pronto nos volvimos a subir a nuestras bicis e iniciamos el regreso saliendo del pueblo por el camino del cementerio, bordeado de cruces de granito para rezar el Vía Crucis.


Tras pasar el camposanto continuamos rodando y en pocos minutos estábamos descendiendo hacia la entrada de Almaraz. Paramos para comprar agua fresca y rellenar nuestros botes y continuamos. Tras ascender la cuesta por la que salimos del pueblo, descendimos por un camino recientemente ensanchado y alisado (le han quitado el encanto) hasta que llegamos a la carretera.


Rodamos por ella con lo que lleva implícito, es decir sube y bajas, pero sobre todo "subes". Al terminar el ascenso largo, giramos a la derecha para seguir por caminos. Caminos que nos llevaron hasta el de Los Pisones.



Salimos de nuevo a la carretera y continuamos por ella hasta que tomamos a la derecha el camino que va a las Aceñas de Gijón, pero antes de llegar a estas continuamos por la izquierda. Este camino nos llevó a la parte inferior del puente de los Poetas.


Desde allí, bordeando el río, llegamos de nuevo a la Ciudad Deportiva, aunque antes fue necesario parar a hidratarnos. Hoy estaba más que justificado por el calor, que nadie nos llame cerveceros...



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Animación de la ruta: